Parte de mi cabeza estaba clasificando hechos, memorias y especulaciones, mientras que la otra mitad – la que controlaba la habilidad de mover todos los músculos- estaba muy aturdida como para realizar actividad normal. Yo no podía mover mis labios para hablar aunque quería preguntarle a Edward que estaba pasando. Necesitaba volver dónde él estaba sentado, tocarlo, pero mi cuerpo no obedecía mis instrucciones. Únicamente podía observar mis asustados ojos en el espejo, mis dedos presionados contra el hinchazón de mi torso.
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